Crónica de RASS en Motauros.

Un viajecito, esta vez sin compañía, a la concentración invernal que se celebraba en Tordesillas (Valladolid). Esta edición de Motauros se ha llevado a cabo con una gran participación de moteros, en parte motivado por la anulación de Pingüinos.

Ya desde la autovía A6, a la altura de Rueda, se podía ver en el horizonte una columna de humo procedente de las hogueras del pinar en el que parte de los participantes acampan para pasar las frías noches de tertulias.

Durante el camino hubo un vaivén de motos, motos aparcadas también en las gasolineras y restaurantes de carretera, y moteros que llegaban con ilusión a la cita de esta localidad.

Lo primero que se ve al acercarse al recinto principal es un tumulto de gente, coches y caravanas aparcados por todas partes y motos y quads de todas clases que inundaban la carretera organizados por varios trajeados de verde, los guardias civiles, que ensordecen con sus silbatos intentando hacerse oir entre los ruidos de los motores.

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Me mezclé entre el alboroto haciendo un recorrido para cruzar el precioso puente medieval que cruza el río Duero, subí hasta la Plaza Mayor y allí me encontré con una impenetrable masa de motos y moteros. Me fui haciendo hueco cruzando el centro hasta llegar a una de las arterias del corazón de Tordesillas donde pude apacar. Había gente por todas partes y sobre todo en las entradas de los bares y locales con sus bebidas de la mano riendo, charlando y observando con  admiración las maniobras de algunos intrépidos moteros que retorcían la oreja a sus motos hasta casi quemar su motor.

Yo abrí la maleta de la BMW y saqué el material con el que quiero que unas personas muy especiales tengan mayores oportunidades. Es mi objetivo, es mi sueño. Saqué los pañuelos, los coloqué encima del asiento de mi moto y los ordené. No lo pensé mucho, sin más me dirigí al primer grupo que ví y comencé a explicar mi propósito. Me sentía afortundo, porque algo que podría ser complicado y violento, a mi me resultaba placentero por la gran acogida y aceptación de la gente motera y de la gente que estaba por allí disfrutando de la fiesta. Al final todo eran conversaciones entretenidas y graciosas. También encontraba caras conocidas y colegas. Algunos de ellos, Toni y su grupo.

La cuestión es que todos estos moteros se hicieron con todos los pañuelos que llevé a este lugar. Una parte de Motauros vistió con RASS -DOWN ÁVILA. 👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏

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